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El cantón lojano y sus comunidades ofrecen al turista tejidos, cerámicas y lugares con historia.
Más allá de ser conocida como la tierra del maíz y de los indígenas
vestidos de negro y blanco, Saraguro es un cantón de la provincia de
Loja con tradición, artesanías y leyenda.
Sus 32 mil habitantes se aferran a una costumbre cultural que se basa en
la dualidad de sus convicciones y que la mayoría la expresa en su
vestimenta bicolor, explica Baudilio Quishpe, director de Coordinación e
Interculturalidad del Municipio.
Alrededor de la cabecera cantonal, las comunidades de Lagunas, a través
de los tejidos, y la de Gunudel, con la elaboración de cerámicas,
demuestran la inclinación de su gente por la artesanía.
Encarnación Quishpe se dedica desde hace más de 40 años a la confección
de manteles, servilletas, ponchos, bufandas, chalinas, anacos y otras
prendas que adquieren los turistas nacionales y extranjeros cuando
llegan.
Lo hace en su taller de telares junto con otras seis personas que lo
ayudan en esta labor entre los meses de enero y julio, porque el resto
del año cultivan los campos.
El entretenimiento está en el Inka Wasi (Casa del Inca), un bar hecho
con madera de eucalipto que atiende de lunes a sábado, de 10h00 a 03h00.
"Tenemos shows musicales con grupos folclóricos y servimos comidas típicas", dice Rosa Lozano, la propietaria.
En Gunudel, Miguel Lozano lleva siete años dedicado a la elaboración de
cerámica en molde. Asegura que algunos de sus apliques, jarrones y
vasijas los han adquirido turistas para llevárselos a Francia, España y
Alemania.
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